Al escuchar el séptimo disco en estudio de CRIMINAL, reconocemos fácilmente que esta banda hace rato que patentó su propio sonido, una especie de marca registrada. Por lo mismo, no son muchas las sorpresas que podríamos esperar encontrar al escucharlo.
Entre azotes brutales de batería, riffs thrasheros que mezclan melodía y velocidad y la inconfundible voz de Anton que lidera esta comarca de sonidos, llego a la conclusión de que la banda sigue siendo una de las pocas agrupaciones chilenas que ha sabido perdurar en el tiempo, manteniendo viva esa llama que tanto cuesta hacer arder y brillar.
A pesar de los severos cambios de alineación que CRIMINAL sufrió en los últimos años (abandonó definitivamente la nave el inconfundible Rodrigo Contreras –guitarra-, piedra angular del sonido), la energía y fuerza que entregan en sus canciones sigue intacta. Está claro que no es nadie más que Anton quien se asegura de que cada composición calce con el perfil de su visión. Junto a él, Zac O'Neil –batería-, pone firmeza y asegura el camino en cada trayecto musical. Los nuevos rostros, Dan Biggin (bajista desde el 2006) y Omar Cascallar (primera guitarra desde el 2010) reafirman lo que en definitiva es el núcleo del sonido.
Musicalmente Akelarre –como dije antes-, mantiene fiel esa fuerza que traen de manera garantizada cada una de las canciones del disco, sobre todo la misma que lleva por nombre del disco: indiscutible éxito que seguramente hará cabecear a los seguidores del grupo.
Los diez tracks se pasean por un mar de riffs muy fáciles de digerir y recordar. Esa es una de las claves de esta banda que no se complica mucho a la hora de que sus ofrendas suenen certeras y calcen con lo que todos esperamos: simplemente buen Metal!
Debo admitir que la incorporación de Omar Cascallar encajó perfecto con el estilo de CRIMINAL. Si bien es cierto sus solos de guitarra son técnicos y precisos, no exageran en demostrar la virtud que en algunos momentos agotaba en las canciones que ejecutaba Rodrigo Contreras, el antiguo capataz de ese bando.
CRIMINAL se resiste a caer. Su energía es sustentable y parecen saber de manera inteligente seguir manteniéndose al tanto de lo que pasa a su alrededor. Sin venderse ni modificar la estructura básica de su fórmula, ellos han sido lo suficientemente persistentes para mantenerse vigentes y activos dentro de un mercado que a esta altura, ya perdió el horizonte con la inmensa cantidad de agrupaciones que circulan en todas direcciones.
Para quienes han seguido al grupo –hace rato radicado en el viejo continente-, no van a quedar defraudados con lo que nos ofrece Akelarre. La placa muestra la madurez y evolución natural que una banda como esta debe tener. ¡Aguante CRIMINAL!
[ Andrés Padilla ]
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