Sabemos que muchos de nuestros grupos favoritos pertenecen a ciertas compañías discográficas que por ende, están manejadas por personas que saben de música, que conocen el negocio y tienen un ojo predilecto para saber cual agrupación fichar y cual dejar pasar. En el caso de la etiqueta inglesa Peaceville, se podrían llenar páginas enteras con historias de sus aciertos discográficos (DARKTHRONE, MY DYING BRIDE, PARADISE LOST, DOOM, AUTOPSY, AT THE GATES, KATATONIA, OPETH, etc.). A pesar de no ser los responsables de una revolución cultural, creo que se ganaron el respeto de muchos fanáticos que esperan mes a mes cada uno de sus lanzamientos, que no son muchos si los comparamos con otros sellos, pero sí prometen calidad y un cierto grado de innovación.
Ustedes se preguntaran, ¿por qué tuve que hacer tamaña introducción para un review de GALLHAMMER?. Pues simplemente no entiendo cómo esta banda sigue en este sello. En su reemplazo fácilmente podrían tener a nuestros locales ELECTROZOMBIES, que perdónenme, son absolutamente superiores.
Bueno, quienes desconocen a este ex-trío, actual dúo nipón de féminas amantes del Doom/Crust/Black Metal, les puedo contar que esta banda ha estado ganando y atrayendo la atención tanto de fans como medios debido a su "pintoresco" asenso dentro del mundillo extremo.
Personalmente me pregunto, ¿Cuál es la gran cosa con este dúo? ¿Qué son simplemente mujeres tocando música extrema? Si es por eso, creo que sería algo cínico de nosotros el recomendarlas. Su estilo, por extremo y crudo que pueda sonar, a esta altura de la vida simplemente no es ninguna novedad. Está claramente influenciado por los maestros suizos (HELLHAMMER y CELTIC FROST) que por allá a inicios de los ochenta comenzaron a revolucionar el underground. GALLHAMMER tiene casi todos los ingredientes que esas bandas alguna vez desenterraron, y que hoy han sido una base fundamental para el actual mundo subterráneo. Algo así como la sal para el plato de comida.
La escena de Japón nunca ha estado alejada de sonidos extremos. Muchos lo sabemos, pero sin dudano entiendo cual ha sido la gran esperanza que tiene Peaceville con GALLHAMMER.
The End, su tercer larga duración (segundo para la etiqueta inglesa), no es más que la continuación lógica de sus anteriores trabajos, en los cuales si mostraron algo de inteligencia y sorpresas. Ambos tuvieron respuestas respetables por parte de la prensa. Pero en lo que concierne a este nuevo disco en estudio, no podrán esperar más que riffs planos, gritos inhumamos (de Vivian, bajo y voz) mezclados con una especie de HipHop/Karaoke nipón por parte de Risa (la baterista).
Dentro de este género, que siento aún necesita un poco de maduración y quizás tener un guía fundamental, como lo fueron algunos grupos Death Metal para el estilo, u otras bandas Black para cientos de clones que salieron después, el Doom/Crust/Black parece estar en el centro del huracán, donde hay una tremenda cantidad de influencias que terminan por confundir a los verdaderos amantes del sonido extremo. ¿Qué se necesita para ser extremo? ¿Qué se necesita para ser innovador? Me gustaría preguntárselo a esta banda.
Quizás una buena idea sería usar a un productor de renombre y con bastante cerebro (y una buena dosis de ácidos) para poder estrujar al máximo a estas jóvenes músicos. Algo deben tener que llamaron la atención de Peaceville, y quizás la mano de un experto podría hacer brillar más a estos rudimentarios tesoros.
Si tuviera que destacar algo del disco, pues me quedo con el último tema del álbum llamado "108=7/T-NA", donde el saxofón le otorga un brillo particular a un disco que necesita precisamente mas de eso, brillar.
En nuestra escena local, tenemos claros ejemplos de cómo se deben hacer estos discos. Tomen como muestra a ELECTROZOMBIES, quienes si saben cómo llevar al limite sus conocimientos de Crust/Grind/Black y Doom. Bandas como SANGRÍA también podrían encajar, pero a pesar mis pulgares no quedarán hacia arriba con este lanzamiento.
Por más que trato de sumergirme en su mágico y apocalíptico mundo, GALLHAMMER no me provoca más que ver una línea recta e infinita, sin grandes sobresaltos en el camino. Ojalá me puedan demostrar lo contrario en el futuro.
Me quedo con sus coterráneos COFFINS. Ojo con ellos!
[ Andrés Padilla ]
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