Aunque el nuevo disco de los Death Metaleros INANNA salió a fines del 2012, lo veo más como un disco 2013, cómo algo fresco, que estimula el inicio de año con algo nuevo bajo la manga. Y eso es lo que siempre me espero de ellos, una sorpresa, grata por cierto. INANNA es de ese tipo de bandas subterráneas que trabajan minuciosamente en lo suyo, sin meterse mucho en la farándula y que en un par de pestañeadas te dan sorpresas como estas, que son obras musicales para nada fáciles de componer y concretar. Requieren de muchos meses de ensayos, estrategias, cambios, arreglos y un sinfín de etcs para convencerse de que este material nuevo sea algo que valga la pena escuchar.
Sobre todo en una era en donde cada día sale algo nuevo así como si nada. Por nada desde su anterior disco “Converging Ages” (2008, Corvus Discos) han pasado cinco años para llegar a este punto.

Por lo mismo, INANNA representa fundamentalmente seriedad, entrega, compromiso y un profesionalismo único en la escena nacional. Pero por esas extrañas razones de la vida, no frecuentan la mayoría de los carteles de conciertos capitalinos o de regiones, ni mucho menos salen en portadas de revistas ni nada parecido. Lo de ellos es el bajo perfil, la humildad ante todo, pero cuando tienen que mostrar las garras lo hacen con su música que es intensa, furiosa, intrincada, dinámica, compleja y sorpresiva. De eso no hay dudas.

Hay que sumar, que el grupo tiene influencias bastante acordes de acuerdo a lo que ellos hacen. Al escuchar esta nueva placa se siente que les gusta Morbid Angel, esa escuela es inevitable en su sonido. Opeth, que años atrás agregó ese factor sorpresa y equilibrio al Death Metal cuando más se le necesitaba, también puede ser otra referencia con INANNA, básicamente ya que estos cuatro músicos no se conforman con hacer canciones fáciles y simples de tragar. Lo de ellos es marcar diferencias y en donde cada músico tiene el mismo derecho a lucirse con su instrumento. Hay algo de Suffocation, Sinister y ese Death Metal alejado del escandinavo, por no decir americano. Tampoco se imaginen la panacea del Death Metal en donde encontrarán el nirvana o algo similar. Mi único reparo en ellos es que quizás exageran con extender sus canciones a un promedio no muy común en este sonido (varias de ellas suman casi ocho minutos, otra 8 minutos y la última sobre los diez), lo que puede provocar un aturdimiento en los oídos de algunos psicópata-adictos a este sonido que cuele ser más cuadrado y corto en tiempo. Eso quizás cada uno lo juzgará por sí mismo, pero de que hay calidad en las canciones, la hay! En eso pongo las manos en el fuego.

Respecto a la calidad de la producción, ejecución y arte del disco, eso está absolutamente fuera de dudas al decir que es excelente. Eso sí, me gustaría ver como una banda que en cuando a habilidad y dominio del instrumento ya no hay duda alguna, podría sonar bajo la asesoría de oídos más profesionales que el mercado local ofrece en términos de ingenieros de sonido, calidad de estudios de grabación, experiencia y todo eso. Esos son factores que lamentablemente nos tienen atrapados en un estancamiento mental hace bastante tiempo. Para crear y marcar diferencias se hace necesaria gente visionaria y con experiencia. Ojalá algún día se de esto para bandas como ellos.

Me quedo con la sensación de que este disco está hecho por músicos en su clímax, o en sus mejores momentos. Hambrientos, hábiles, incansables y con el espíritu intacto del Metal, que es ser bajo perfil y subterráneos.

[ Andrés Padilla ]